Vamos a ir al grano: para la plantilla de EBRO y para CGT EBRO, el convenio nos parece justo, escaso y sin ambición; pasos pequeños, como el que da una barrera cuando se gira el árbitro. Pero somos y seremos inconformistas y queremos mejorar nuestras condiciones laborales, queremos negociar nuestras condiciones de trabajo, nuestro propio convenio.
Queremos otro convenio, con mejores condiciones; unas condiciones que tienen que ser defendidas y acordadas por la plantilla de EBRO y su representación y ahí, las matemáticas son claras: para avanzar realmente, tendrá que estar presente la fuerza de CGT.
Ayer nos encontramos con la valoración de la parte firmante del acuerdo ante la plantilla de EBRO. Si bien respetamos que se congratulen de los logros obtenidos, dicha visión dista de las reivindicaciones que desde CGT defendemos y por las que nos hemos movilizado. Hemos llamado a la movilización, al apoyo a esta negociación y a manifestarse al lado de los compañeros y compañeras afectados por este Convenio, buscando ejercer una presión tanto a patronal como a la mesa negociadora para que el desarrollo de este convenio tuviese más fuerza.
No vamos a negar la dificultad que supone entablar unas negociaciones contra una patronal; si cuesta ya en una empresa de cierto nivel, más cuesta a nivel general. Pero después de acabar la negociación, y pese a reclamar mejores condiciones, nos queda la sensación final de que se ha adaptado el texto de un convenio obsoleto a la normativa laboral actual. Hay que tener en cuenta el volumen de personas afectadas, cerca de 200.000. Esto supone, o tendría que haber supuesto, una fuerza de movilización realmente suficiente para presionar y establecer mejores condiciones, algo que quizás no se ha aprovechado en su totalidad.
Respecto a lo firmado, la garantía salarial, después de años perdiendo poder adquisitivo, hace frenar el retroceso pero no la recuperación. La injusticia de la pérdida salarial tras un accidente de trabajo seguirá en manos de la mafia de las mutuas laborales y las mejoras no afectarán a las muchas bajas de uno, dos, tres o cuatro días.
Por otro lado, la semana pasada lanzábamos un reconocimiento a la decisión de compartir con la plantilla un aperitivo y la entrega de un lote de Navidad. Esto nos parecía una decisión correcta, pues toda la plantilla es parte de este proyecto y es justo este reconocimiento; pero nos parece lamentable que la dirección de esta empresa haga diferencias y distinciones entre las personas según su posición, con la invitación a la famosa cena del Hesperia. Actualmente estamos negociando un plan de igualdad donde se tiene que debatir la igualdad de trato y la no discriminación entre personas, entonces: ¿quién decide quién es adecuado/a para ser invitado/a? ¿acaso hay más esfuerzo o compromiso por parte de unos/as que de otros/as?, ¿por qué unos sí y otros no? ¿qué o quién es lo que nos hace diferentes?
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